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Channel: memoria del agua – La Ciencia y sus Demonios
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La memoria del agua (I): las fábulas de Emoto

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Masaru-EmotoMasaru Emoto lleva años defiendo de una forma esotérica la existencia de la memoria del agua. Para apoyar sus afirmaciones esgrime dos artículos publicados en revistas científicas. En este post mostramos el poco rigor científico con el que Emoto ha construido su propio imperio del agua.

El concepto de memoria del agua habla de unas supuestas propiedades, estructurales, vibraciones o de otro tipo, que posee el agua, y que le permiten “recordar” eventos por los que han pasado sus moléculas (1). Este término se ha popularizado por los trabajos de Jacques Benveniste. Este investigador francés aseguró haber encontrado unas propiedades diferenciales en soluciones ultra-diluidas. Asumiendo que en dichas disoluciones no podía quedar ninguna molécula del principio activo de partida, justificó el supuesto efecto, a la memoria del agua.

Pero ambas propiedades son independientes. Por un lado tenemos el supuesto efecto que Benveniste expuso, pero que no pudo reproducir, y del cual hablaré en otra entrega. Por otra parte está la memoria del agua, la cual no es aceptada por los científicos, aunque algunos investigadores defensores de la homeopatía afirman que sí existen evidencias experimentales a su favor (1). De ese tema también hablaré en otro artículo. Hoy voy a hablar acerca de una de las personas que más ha popularizado el concepto de memoria del agua: Masaru Emoto.

A Masaru Emoto se le ha calificado como el “profeta del agua”. Defiende que los beneficios de la homeopatía residen en la memoria del agua, y no solamente por el uso de compuestos ultra-diluidos de supuesta validez terapéutica, sino porque el agua tiene capacidad terapéutica, dependiendo del entorno del que provenga. El propio Emoto describe su forma de pensar en este párrafo:

El pensamiento, las palabras, las etiquetas de los envases pueden cambiar a mejor el agua. Dado que nosotros somos 70-80% agua, cambiamos de igual forma. Use mi teoría para mejorar su vida.

Muy bonito y muy místico, pero tan válido como cualquier pensamiento religioso. Para quien quiera conocer las opiniones de Emoto recomiendo una entrevista para el Magazine de La Vanguardia. Destaco algunas “perlas”

¿Cómo llegó a formular esta hipótesis?

Hace 25 años buscaba el modo de visualizar el poder sanador de los preparados homeopáticos que empleaba como terapeuta, cuya base es el agua.

¿Y lo logró?

Sí, mediante los cristales de hielo del agua.

¿Qué demostró con esos cristales?

Que el agua tiene memoria. Que registra las vibraciones de cualquier sustancia disuelta en ella. ¡Incluso si la disolución es infinitesimal y no detectamos en esa agua ni una sola molécula de dicha sustancia!

Si no hay molécula, no puede haber efecto, ¿no?

¡Pues sí hay efecto! Ese es el misterio: la información de la sustancia ha quedado registrada de algún modo en el agua.

Póngame un ejemplo.

Disolví una gota de aceite esencial de flor de cerezo en agua destilada. La congelé y luego la descongelé lentamente: fueron formándose cristales, visibles sólo al microscopio. Los fotografié y filmé. ¿Qué forma adoptaron esos cristales de agua?

¿Qué forma?

¡La de la flor del cerezo!

Pudo ser una coincidencia.

Lo he repetido con otras flores: ¡la forma del cristal siempre replica la geometría de la flor! ¿Por qué?

¿Por qué?

Creo que se trata de una información profunda, vibracional, que persiste y resuena: el agua la capta y la registra, y al cristalizar se visibiliza, podemos contemplar su geometría.
(…)
¿Qué otros experimentos ha diseñado para demostrar esto?

He tomado un frasco de agua destilada y la he expuesto a palabras insultantes, agresivas, violentas, maleducadas, groseras, malsonantes… Luego ha cristalizado muy mal, con cristales aberrantes.

¿Y si las palabras son dulces y amorosas?

Forma bellísimos cristales. Los más despampanantes son hexagonales con soberbios despliegues fractales.

¿Qué palabras agradan más el agua?

Gracias y amor.

¿Importa el idioma en que se le diga eso al agua?

No. En cada idioma, la palabra gracias contiene la vibración natural de esa emoción, de la gratitud, de la intención agradecida, de ese estado anímico humano. Por lo tanto, esa vibración originaria es lo que transmitimos y el agua recibe.

Entonces, ¿es útil bendecir el agua, el vino, la sopa…?

¡Claro! Esos líquidos registran esa intención benévola y se cargan de benéficas vibraciones. Y un agua así vivificada será salutífera.

¿A alguien no le suena todo esto muy, muy, pero que muy extraño?

¿Se puede curar enfermedades con agua tratada con buenas
vibraciones?

Sí. Es la medicina del futuro.

El problema es que muchos ya la asumen como la medicina del presente, vendiendo algo no demostrado (de hecho ha sido refutado), como algo con propiedades curativas e ingresando buenos dividendo mientras tanto.

¿Podemos vivificar el agua a distancia?

También he experimentado al respecto: doscientas personas enviaron sus buenas intenciones a un frasco de agua que estaba en Japón y que veían por Internet. ¡Y mejoraron los cristales resultantes!

Muy curioso que diga esto, porque los resultados muestran todo lo contrario, ahora iré a ello.

¿Dónde está el mejor agua del mundo?

En Japón, por sus cumbres y cielos, sus paisajes armónicos, su luz, su clima con cuatro estaciones, por ser una isla, por el mar…

No podía ser de otra forma. Pese a que muchos lugares en la Tierra cumplen las condiciones que él pregona, el agua mejor está en Japón. No va a dejar que otros exploten el negocio, ¿no?

En esta entrevista Emoto muestra una cara bastante mística, muy alejada el pensamiento científico. Pero cuando hay tanto respeto y tantos seguidores de Emoto siempre queda la duda de si es pura charlatanería, o hay algo que merezca confianza detrás de todo eso. Para comprobarlo hay que tomar la aseveración que puede ser demostrada científicamente y ver si se sostienen. Emoto asegura que los cristales de agua congelada que procede de agua purificada o tratada “mentalmente” de alguna manera (bellas palabras, estados anímicos adecuados, etc) presentan formas cristalinas más armónicas, geométricas y de mayor belleza, que los cristales procedentes de aguas no tratadas. ¿Cómo puede asegurar eso, como ha llegado a esa conclusión?

Los famosos cristales de agua congelada de Emoto

Los famosos cristales de agua congelada de Emoto

Se supone que ha realizado experimentos en los que ha probado esa afirmación. Y cabe preguntarse cómo se han realizado esos experimentos porque en una muestra de agua no hay formación uniforme de cristales, éstos poseen diferentes formas, por lo que “sabiendo” lo que se busca se puede “ajustar” (de forma objetiva o subjetiva) el resultado final. Está demostrado desde hace mucho tiempo que en una muestra de agua aparecen cristales bellos, otros irregulares y otros amorfos, ¿por qué se eligen unos determinados para las imágenes y se abandonan otros?

Para contestar esas preguntas lo mejor es ir a PubMed, buscar las publicaciones científicas de Emoto y analizarlas. La primera publicación con datos experimentales que intenten avalar sus ideas es del año 2006, en la revista Explore, donde firma junto a Dean Radin (2). Explore es una revista de revisión por pares con clara tendencia positiva hacia las terapias complementarias y donde curiosamente Dean Radin ejerce de co-editor.

El experimento es de lo más llamativo: cerca de 2.000 japoneses realizan una sugestión positiva desde Tokio a dos botellas de agua mineral marca Fiji, que se encuentran en California. Los voluntarios observan una foto de las botellas y con la herramienta informática “Google Earth” ven la distancia entre Japón y California. Como botellas control se utilizan otras dos de la misma marca que están localizadas en otro punto del mismo edificio, pero que no ven los voluntarios. Las cuatro botellas son enviadas a Emoto para que obtengan cristales de dicha agua y observen su belleza (24 fotos de cristales de agua “sugestionada” y 16 fotos de agua “no sugestionada”). Las fotos observadas por unos 100 jueces que no saben de dónde procede cada fotografía otorgan al agua “sugestionada” una belleza de 2.87 sobre 6, mientras que a la “no sugestionada” le dan valores de 1.88 sobre 6, lo que apoya sus hipótesis.

Hay varias críticas que realizar a este trabajo:

1. Llama la atención que se tomen 24 fotos de agua “sugestionada” y sólo 16 de la “no sugestionada”. No he encontrado una explicación a esta discrepancia que provoca un sesgo en cualquier análisis estadístico serio.
2. Las fotografías son tomadas por un fotógrafo que conoce qué muestra está analizando y que puede buscar los mejores cristales de cada muestra de forma subjetiva. De hecho, Emoto ha reconocido que analizó 50 fotografías de cada muestra y observó que había cristales regulares e irregulares en todas ellas, y que él eligió personalmente cuál era la que mejor reflejaba el espíritu de la muestra (blog personal Emoto).

Este mismo experimento fue repetido posteriormente por Kristopher Setchfield del departamento de química del Castleton Collage de Vermont, sin conseguir ver el efecto descrito por Emoto, tal y como Serchfield cuenta AQUÍ

En el año 2008 Emoto, trata de responder las críticas en una nueva publicación en la revista “Journal of Scientific Exploration” (3), en la que Dean Radin volvía a ser el primer autor del trabajo. Este trabajo tiene una base similar al anterior pero introduce un nuevo elemento de control, no hay fotógrafo sino que una máquina toma las imágenes siempre de la misma región, independientemente de la muestra. Otro aspecto que varía en esta ocasión es la distancia, no sólo realiza “sugestión” sobre muestras lejanas, sino que además lo hace sobre muestras cercanas. En principio se espera, según la hipótesis de Emoto, que eso no varíe el resultado, tanto las lejanas como las cercanas deberían notar el efecto de la sugestión.

El hecho de que repitiera el experimento en estas nuevas condiciones significa que finalmente Emoto aceptó que su primer trabajo no cumplía con los requisitos científicos adecuados para extraer conclusiones. Y con las nuevas condiciones los resultados cambian, y mucho. Se observa un pequeño efecto de incremento de belleza de cristales cuando la muestra está cercana (aunque la diferencia fue significativamente menor que la obtenida en 2006), pero no hay diferencia entre muestras alejadas (refutando lo observado en 2006).

¿Alguien cree que estos resultados hicieron que Emoto cambiara de opinión o que al menos diseñara otros experimentos para analizar de nuevo su hipótesis? Ni mucho menos, dio por válido los resultados al aceptar lo que se observaba entre muestras cercanas y silenció lo que ocurría entre las muestras lejanas. Esto es científicamente inaceptable, si se diseña un experimento con una serie de controles es para seguirlos y cumplirlos. Si falla en alguna de las condiciones, la hipótesis no puede ser dada por buena.

A pesar de estos resultados negativos Emoto sigue con sus fábulas, tal y como muestra la entrevista realizada hace poco días. Y es que detrás des estas fábulas hay una intensa actividad comercial. Emoto posee una empresa que comercializa agua a precios tremendos (más de 30 euros el cuarto de litro), y tiene en el mercado montones de productos, tal y como se detalla en este enlace. Vamos, que a su mística le ha puesto un buen precio.

Referencias:

(1)Chaplin, M.F. (2007) The memory of water: an overview. Homeopathy 96:143-150.

(2)Radin, D. y col. (2006) ) Double-blind test of the effect of distant intetantion on water crystal formation. Explore, 2:408-411.

(3) Radin, D. y col. (2008) Effects of Distant Intention on Water Crystal Formation: A Triple-Blind Replication Journal of Scientific Exploration, 22: 481–493.



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